Ultima etapa de este mi 3er. Camino a Finisterre-Muxia y primer Camino Sanabrés, prolongación del de la Via de la Plata; puede decirse que segunda parte de ese largo camino que empieza en el Sur de España, oficialmente en Sevilla, aunque hay otra vía que sería comenzar en Huelva para conectar en Zafra con el que sale de Sevilla. Se llama o se conoce a ese primer tramo como el Camino del Sur. Este camino, Vía de la Plata https://laviadelaplatadevicente.blogspot.com/ , primera parte, la hice en octubre del 19; de Huelva a Zamora.
El Santuario de la Virgen de A Barca, en Muxia, mirando a la puesta del sol, final de etapas y Caminos.
Este cruceiro marca el final de la etapa de los que arriban a Finisterre, y marca el inicio de los que parten a Muxia, son las 08 h 34 m del último día de este Camino.
Me alejo de Finisterre, rumbo norte, al otro lugar icónico de esta vía complementaria de Finisterre-Muxia, y que cada año cuenta con más participantes.
Lejos va quedando la playa de Sardiñeiro.
El sol del orto, como el del ocaso, produce alargadas sombras y tonos de colores brillantes, sólidos y vívidos, son los preferidos para hacer buenas fotografias.La mar por el "costado de babor", evidencia el rumbo que llevamos. Nunca me acerqué a playas de esta costa en este viaje a Muxia, y pocos peregrinos lo hacen.
En esta vía entre Finisterre y Muxia transitan los peregrinos en ambos sentidos, recuerdo el punto, kilómetro y medio después de O Logoso, donde el camino te ofrece ir primero a Finisterre o a Muxia. En mi segundo camino por este tramo elegí Muxia, en los otros dos incluyendo éste, Finisterre, me gusta más.
Tenía previsto cruzarme con la joven gallega que conocí en el albergue de Santa Mariña, ella había elegido la vía de Muxia. Y así ocurrió antes de llegar a Lires, el único punto que dispone de restaurante y albergue, está más cerca de Finisterre, unos 14 kmt. Ella lo había dejado atrás, por ello que..., o camina rápido, ha comenzado antes a caminar, o las dos cosas, probablemente esto último. Como todos los encuentros de "amigos" del Camino, tuvo su emoción, especialmente al decirnos adiós, difícilmente habría otro y quienes frecuentamos estas vías conocemos el significado.
Voy sobre los pasos que ella deja atrás y descubro a Lires acostado entre eucaliptos.Ya en el pueblo, una mirada a la ría de Lires desde las columnas de granito que sostienen el hórreo gallego. Esta instantánea descubre la suavidad del relieve en este entorno, también sus cultivos dirigidos a la alimentación del sustento económico de los pobladores actuales y precedentes en el mundo rural gallego.
Qué diferente a de ser caminar con la actual climatología a hacerlo con agua y viento!, las sensaciones y los recuerdos serían muy diferentes.
Agricultura, pastos y ganadería.
Pasando por el interior de una de estas aldeas me sorprendió un "hola" con pronunciación extranjera, miré hacia el punto de emisión del saludo y la ví a ella, estaba con su pareja en el porche de una vivienda que ofrecía descanso y bebida. Saludé, sonreí y seguí caminando.En Morquintián. Ya son las 14 h., restando el tiempo que estaría en el restaurante de Lires, unos 40', resultan unas 5 horas en movimiento, unos aproximadamente 23 kmt., el cuerpo pide descanso y que mejor momento y lugar que dárselo a los pies y sombra de un cruceiro, restan aún 8 kmt y el tramo más duro de la etapa hasta la cota más alta del Monte Facho Lourido. Desde Lires, nivel del mar, hasta Morquintián ha sido una lenta ascensión de 180 m de desnivel durante 7 kmt. Ahora, hasta la cota más alta del camino en el Facho Lourido hay que superar 100 m de desnivel, es poco pero cuando el cuerpo está cansado es "más".Una vez arriba hay que bajar todos esos metros, serán unos 270 m hasta Xurarantes en un desplazamiento de 3 kmt, es por ello un tramo con pendiente fuerte que resulta dura para los que vienen de Muxia, la recuerdo cuando yo lo hice, tiene de bueno que estás descansado.
Esta es otra de las razones por las cuales me gusta más acabar en Muxia.
Xurarantes, son las 15,40 h.
Bajando el pequeño desnivel hasta la mar, ahora la tengo por la proa, voy hacia ella.El primer encuentro es con la Playa de Lourido. Enfrente el Parador Costa da Morte. Construcción parada durante años y parece ser recuperada actualmente.Caminando por el arcén de la DP-5201, el último kmt hasta llegar al casco urbano de Muxia.
Una mirada a las torres del Santuario y monumento de La Herida antes de desviarme al Albergue Bela MuxiaAllí en una de sus habitaciones dedicadas a ilustres de la literatura me encuentro con la mirada de Federico.
Aseo y recuperación antes de contemplar la puesta de sol junto las rocas del Santuario y bajo el monumento de La Herida.
Son las 17,30 h y la puesta es a las 20 h.
Siempre busco una litera de abajo, todos lo hacemos por comodidad, había mucha gente en la habitación, muchas ocupadas y encontré una junto pasillo entrada y salida, me acosté y dormí. Unos ligeros toques en el hombro me despertaron, era ella, me preguntaba si me encontraba bien.
A las 19 h me dirijo al Santuario Virgen de la Barca para contemplar la puesta de sol. Espectacular, gratificante y emocionante momento, hallar un día tan generoso como este obliga a aprovecharlo a tope, por lo que hay que "madrugar" para permanecer más tiempo allí.
Es momento para silenciar hasta las palabras, para que los sentidos alcancen los máximos niveles.
El sol se ha despedido, mañana vuelvo ha dicho, y volveré el día que vosotros volváis, infaliblemente me encontraréis, solo la bruma, la niebla o el agua podría impedir que no nos viéramos, pero yo estaré, !VOLVED!
No tengo más recuerdos fotográficos del día ni del siguiente, pero sí en la memoria.
RECUERDO que esa noche me volvieron a visitar los chinches, pronto les noté, ya nos vamos conociendo, me levanté pronto y acudí al servicio de hombres para desnudarme, no vi ninguno. Mientras hacía mi trabajo de inspección entró al baño el compañero de ella, solo un saludo frio.
RECUERDO el momento de introducir las mochilas en el bus, éramos muchos, la mayoría agotaba el viaje hasta la estación de Bus y yo bajaba antes, en la estación de Renfe, por esto debía ser el último en embarcar la mochila.
RECUERDO el momento de bajar frente la estación, no me había acordado de ella, de pronto lo hice y desde fuera, antes de ponerse en marcha en autobús la busqué, estaba en ese lateral, junto la ventanilla, me miraba, y en el mismo tiempo, como si estuviera entrenado, ambos llevamos la mano derecha al corazón.
Solo dos palabras y cuatro miradas, suficiente para no olvidar.
Es el CAMINO.
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