Etapa 11: Orense-Cea (22 km) 27-09-17

Nació un hermoso día de luz. 
Qué diferente es caminar con una buena luz y agradable temperatura, todo cuanto recorres, cuanto tocas y cuanto miras es más bello, más agradable, más generoso. Es una invitación a vivir.
 Y.. si el cuadro en el que te ves y sientes, como éste del viejo puente, tiene historia, tradición, símbolo y belleza.. qué más puedes pedir para sonreir y gritar.
Han pasado más de dos años y medio desde el día del Camino real y el día que en este blog hago el Camino virtual; se me han ido recuerdos, emociones, vivencias como las de la noche en el hotel o el lugar donde  desayuné, pero sí recuerdo  la salida de la ciudad atravesando el gran Río Miño. Las fotos son mis aliadas para recordar y refrescar aquellas vivencias. Esta foto me recuerda el cruce de la Rua do Progreso y la estatua homenaje a aquella gallega universal como era, fue, Concepción Arenal, pensadora, periodista, autora teatral, destacada defensora de los derechos de la mujer, pionera del feminismo.
Son las 08,15 h, nuevas civilizaciones utilizan el puente de piedra para cruzar el Miño. Otras civilizaciones le construyeron hace ya dos mil años, entonces no pensaban en  dar servicio a las actuales generaciones, la vida era más pasajera, incierta, más de vivirla día a día, pero aún así aquellos arquitectos construían para la eternidad.
El puente romano de Orense es el símbolo de la ciudad. https://www.turismodeourense.gal/recurso/puente-viejo/ El único que tuvo la ciudad hasta comienzos del siglo XX cuando se construyó el Puente Nuevo. Hoy es una de las ciudades de España, si no la más, con más puentes en la capital. https://www.turismodeourense.gal/arte-y-patrimonio/monumentos/puentes-de-ourense/

 La gama de colores naturales es ámplia en estas primeras horas matinales, las aguas del Miño colaboran y se convierten en eco de la paleta del pintor.
 Hay dos vías recomendadas, selecciono la principal, el perfil de la etapa me dice que voy a tener los primeros 10 km en ascensión continua, con tramos duros en los primeros 5 km.
 
Por la Avda. Santiago salgo de la ciudad, en el num. 27 vivió 22 años Celia, una amiga. Como tantos otros decidió un día salir, buscando otros derroteros.  En el País Vasco, también como tantos otros, los encontró. Y aquí, también como tantas otras, quedó su casa, la amiga fiel que compartió y nunca desveló sus sueños. 
Casualidad?, un año después de pasar por aquí, por Galicia, un año más un día, el 28-09-18 llegué a Bilbao haciendo el Camino del Norte, me hospedé en un Hostel en Begoña, lo inmediato y primero que hice fue ir al barrio de Santutxu, a ver la casa donde viví mi adolescencia y juventud, también yo fui un inmigrante.

En esa casa viví y soñé en mi adolescencia y juventud de los 10 a los 20 años, el tiempo durante el cual se forja una persona. Un día marché buscando otros lares, otra gente, otro mundo.., entonces creía era posible, pero.. . Entonces buscaba creyendo, ahora sigo buscando sin creer, pero el movimiento me enseña espacios, sensaciones, personas diferentes. Por esto camino.
Esta parada y esta mirada es un homenaje a la fidelidad.

Después de los recuerdos y minutos dedicados a nuestro pasado en tiempo real y virtual, imposible e injusto olvidarlo porque de él venimos, me pongo en camino para seguir viviendo, para crear, escribir el presente de hoy y el pasado de mañana.
En poco más de 20' salgo de la capital, apenas hay campo entre ésta  y el pueblo o aldea siguiente, Cudeiro.
Pueblo o aldea montado en la ladera de un monte mirando a la capital, edificios como éste, calles, casas... todos tienen en la piedra un elemento común.
 Algún vecino o el propio Ayuntamiento tienen detalles de recuerdo y estímulo a quienes andamos en el Camino.
Contra la luz de la mañana destaca el campanario o espadaña de su iglesia parroquial.
 En esta vista atrás se aprecia el nivel al que ya he subido, el cuerpo lo acusa y me exije respiraciones profundas para recuperarle.
Pero el Camino continúa picando para arriba, subo despacio y no me importa el esfuerzo físico, intuyo que tendré premio cuando el camino termine.
Efectivamente... por allí asoma un cruceiro y estos no los colocan en cualquier lugar, éste debe ser especial y destacado.
Y.. vaya si lo es! 
Un mirador a la capital y alrededores, hay una ermita que llaman San Marcos. Suerte de disponer de un claro día para poder disfrutar de este regalo natural.
 Con razón llaman a Cudeiro el balcón de Orense.
 Me desprendo de la mochila, aligero al cuerpo del peso y la apoyo en el cruceiro, es momento de recuperación, de relajación, de disfrute emocional.
Cuando dispones de vistas tan ámplias, ves montes, planicies con horizontes inalcanzables, espacios por los que has pasado o has de pasar, sientes una emoción, un sentimiento que te hace sentir bien, sentirte fuerte, diferente... eso que buscas, que busco.
Este selphie me recuerda las picaduras de los chinches de Alberguería, están llegando a su momento de explosión después de 48 h. irá remitiendo su hinchazón y color hasta llegar a la desaparición.
Alguien tuvo que hacerme esta foto, a alguien se lo pedí, hoy no lo recuerdo. Era y es tan bello este cuadro que tuve envidia de la mochila.
 Los alrededores de la ermita de San Marcos están bien cuidados. Abajo se ve la senda del Camino al que he de volver.
Me gusta mirar para atrás, ver la senda que probablemente nunca vuelva a pisar, y veo Orense, muy alejada.. y muy abajo. 
El desnivel entre la ciudad y el punto más alto al que he de llegar es de 500 m, fuerte. Después de Cudeiro hay un tramo que asciende 200 m sobre un plano de 1 km..
.. hay 6 km con ascensión constante. 
La imagen de este peregrino que me sigue es significativa, cabeza mirando para abajo, pasos cortos, concentración en el esfuerzo, dialogo con el propio cuerpo, especialmente cuando algún miembro se muestra rebelde.
Llegar a terreno plano es descanso tiempo de respiraciones profundas, inhalar oxígeno para obtener y crear energía. 
Encontrarte con una paisana quien con calma y parsimonia camina te hace sonreir y entrar en conversaciones inicialmente rutinarias y que después podrían ser de provecho cultural, formas y medios de vida, etc.
Me adelantan un grupo de bicigrinos, son extremeños, suben "bufando" por la dureza del tramo.
Después de hora y media estoy caminando por terreno plano y protegido del calor.
 A las 12,00 h entro en Tamallancos. Creo recordar que almorcé aquí en un bien acondicionado lugar como Hotel rural. Muchas veces, esta es una de ellas, echo en falta fotografías, lástima no tenerlas ahora.
Una hora después en Sobreira. Él no se inmuta, está acostumbrado a recibir a los peregrinos a la entrada del pueblo y éstos a respetarle y acariciar su lomo, él ronronea mientras frota su cuerpo con las piernas sudorosas.
Diez minutos después de pasar el pueblo debería cruzar un río, el Barbantiño, está seco, como tantos otros y fuentes. Recuerdo ahora que el 17 fue un año muy seco, los paisanos de los pueblos u aldeas comentaban que no habían conocido una sequía como ésta, fuentes y rios secos. Afortunadamente  casi tres años después, cuando escribo esto, los años posteriores no han sido tan secos, éste del 20 ha sido de abundantes lluvias y pantanos llenos, desafortunadamente hemos padecido la pandemia más grande en 100 años conocida y desconocemos aunque intuimos las trágicas consecuencias económicas que vendrán. 
Me centro en la etapa y en el motivo del momento y de la foto. Más allá de la triste curiosidad de encontrar un rio seco está la presencia atractiva del puente de piedra con bellos pretiles rematados en ambos extremos con volutas.

Sin duda no es un puente más de piedra, éste tiene pasado y respeto como todos pero sientes algo más por él, te sientes distinto cuando pisas sus piedras, la lectura de este puente dice que tienen orígenes en los siglos XII y XIII, y conserva talladas en la piedra multitud de marcas de cantero.
Al otro lado del puente, destaca la vista un gran edificio destruido de piedra, la conjunción de ámbas figuras estremece, parece como si de pronto te has trasladado a otro siglo en el tiempo.
Te introduces en ese espacio, miras a uno y a otro lado, solo ves destrucción, otro peregrino observa como yo. Son varios los edificios abandonados y destruidos, no tengo ninguna referencia de ellos, llaman la atención y provocan reflexión, no son pequeños luego sus primeros habitantes serían poderosos y hoy ya no están. Es una foto muy repetida, que la ves con más frecuencia moviéndote por el mundo rural, no digo nada que no se conozca, pero no es lo mismo escuchar que sentir, no es lo mismo verlo a través de medios de comunicación que presenciarlo en directo.
Aquí dentro hubo vida, estas piedras escucharon llantos y risas, balbuceos de recién nacidos y estertores de la muerte. Hoy solo escuchan el paso de los peregrinos y de los curiosos.
A menos de 1 km de aquel lugar se halla Foramontaos, curioso las piedras donde marcan las flechas, acorde con el lugar "prehistórico" que he dejado atrás.

Después de Foramontaos restan unos 6 km hasta Cea, el destino final de hoy, el terreno es plano o de escaso nivel, alguna aldea hay por la que pasar como Viduedo o Casanovas y algún edificio pétreo representativo, símbolo de la cultura y economía rural hay que admirar y fotografías, como este hórreo.
 A las 15,08 h estaba entrando en Cea, siete horas después de salir de Orense, me había entretenido mucho en esta etapa en los lugares a los que me he referido en la descripción, 22 km caminados son pocos, si los hubiera hecho con continuidad podría haberlos recorrido en menos de 5 horas.
 Tengo un buen recuerdo del albergue, este era ámplio en espacio y en número de camas, también el número de peregrinos era elevado. Curiosamente pocos había visto en el trayecto.

Estas dos fotos enseñan el albergue en su parte exterior. Claramente se aprecia que es un viejo edificio restaurado y recuperado. 
Cea es una población grande, con edificios señoriales y con heráldica. Tiene fama por elaborar el mejor pan de trigohttp://www.concellodecea.com/web/es/pan-de-cea-es.
Recuerdo esta plaza principal de la localidad, el punto de encuentro de los peregrinos para hallar un lugar donde cenar, recuerdo que con alguno cené pero no recuerdo más. Sí tengo grabada la sonrisa de entonces mientras hacía por dormir en el albergue que mantenía una suave claridad con la luz de emergencia y comenzaban a escucharse las respiraciones fuertes y algún ronquido de los compañeros del Camino.
Video de mi Camino Sanabrés por tierras de Galicia


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