Dia 17 : Negreira - Santa Mariña (22 km) 03-10-17. Camino a Finisterre-Muxia

Salida de Negreira a las 8 de la mañana. Se nota lo avanzado que está el otoño, a esta hora aún duerme el sol. 
Murallas del Pazo de Cotón, obligado pasar por aquí.

Como obligado es pasar junto este monumento en bronce y piedra dedicado al Emigrante. #emigrante.

Desgarradora imagen del hijo tomando al padre por el pantalón para que no marchara. En el otro plano, semblante de resignación y dolor de la madre que sostiene a otro hijo pequeño. Escenas habituales en la historia de un pueblo, el gallego, que las ha vivido durante años y siglos.
Inmediatamente a la salida de Negreira hay que cruzar puente sobre el rio Barcala, afluente del Tambre, y hay recomendación de desviarse por camino orilla del rio por zona boscosa. No lo hago, pero me deja duda y pienso que en la próxima ocasión.
Continuando por el camino oficial hay una respetable subida a Negreira, el pueblo viejo donde destaca su iglesia de San Xian o Julián, siglo XIII.

El perfil marca ascensión constante hasta superar más de 200 metros, pero esto es un una amplia distancia que no lo notan las piernas, aunque sí lo hace la vista.


Tranquila y placentera etapa. Silencio y paz en los diversos campos gallegos sembrados de productos para el autoconsumo y alimento de su ganadería.

Inevitables los tramos por carretera. Imagen gráfica de placer y tranquilidad en la figura del peregrino que me precede, y en los animales que pacen.
Grandes espacios abiertos, no es frecuente pero he aquí una bella excepción.

Estamos en Maroñas, muy cerca del destino mio de hoy, una pequeña aldea donde hay un modesto albergue privado de una familia aldeana que alterna la explotación del local con sus trabajos agrícolas y ganaderos. 
Les conocí en mi primer camino del año 13. Este mismo año del 17, en mayo, pasé por aquí después de terminar el Primitivo, pero me encontraba bien e hice la "machada" de continuar hasta O Logoso, 37 km. Recuerdo aquella primera vez, aquel año 13, llegando exhausto y la señora atendiéndome primero para que pudiera descansar, recuerdo aquella ducha reconfortante, el descanso en la litera hasta la hora de cenar y la cena con carne y huevos fritos. En esta ocasión de hoy no recuerdo lo que cené pero sí la mirada que me desviaba de vez en cuando mientras cenaba junto su acompañante.

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